En la Universidad de Córdoba se ha logrado desarrollar un sensor capaz de detectar cantidades muy pequeñas de aminas, compuestos que aparecen en muchos alimentos de origen industrial y que pueden resultar cancerígenos en grandes concentraciones. Este sensor se basa en el análisis cromatográfico de las muestras, una técnica que permite separar y mezclar los componentes de una mezcla. Un ejemplo de sus aplicaciones ha consistido en detectar al menos dos agentes contaminantes que se localizan en la cerveza pero no en el vino. Cabe destacar que la preocupación por el contenido amínico comenzó cuando en CHina en 2007 miles de bebés se intoxicaron con leche contaminada con melanina.
Opino que entre 2007 y 2012 es demasiado tiempo, pero este aparato supone un grado de innovación y avance bastante grande. Ya que si las elevadas concentraciones de aminas son cancerígenas, y probablemente muchos cánceres son debidos a esto, este aparato nos permitirá de algún modo evitar o disminuir la presencia de estos grupos contaminante en los alimentos. De esta manera habrá un mayor control sanitario en cuanto a calidad se refiere. Sin innovación no hay futuro!!
Un saludo
Daniela
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